Neurofeedback funciona tanto con adultos como con niños de hasta seis años de edad. Algunos clínicos incluso lo aplican con niños de dos o tres años, aunque esto suele ser una excepción.
Son infrecuentes. No se conocen casos de efectos secundarios a largo plazo por Neurofeedback. Cuando se presentan, estos son temporales y suelen desaparecer al cabo de poco tiempo o mediante el ajuste de los parámetros de entrenamiento.
¡Para nada! Los sensores colocados SÓLO registran la actividad de debajo del cuero cabelludo. Realmente, están realizando un electroencefalograma. Estas medidas son enviadas a un ordenador que a través del procesamiento de la información las descompone en las distintas ondas cerebrales. El software entonces provee “feedback” o información a la persona sobre su propia actividad neuronal de una forma visual (videos, juegos) y auditiva (música, pitidos). Es el cerebro el que con esta información realiza el resto del proceso, por sí sólo, sin que haya nada que lo fuerce.
El cerebro humano es un órgano sorprendentemente plástico y una máquina de aprendizaje. Para poder aprender cualquier habilidad (conducir, tocar un instrumento musical, etc.), un requisito básico es poder ver los resultados de nuestras acciones (el sonido que le estamos sacando a la guitarra, que pasa cuando pisamos los pedales del coche de determinada forma…) y en base a esto ir modificando nuestra ejecución.
Entre todas las cosas que nuestro cerebro puede aprender está la regulación directa de su propio funcionamiento. Si las personas no aprendemos a realizar esto normalmente es porque no solemos tener información directa sobre “cómo lo estamos haciendo”, es decir, sobre nuestra actividad cerebral. Eso es justo lo que hace Neurofeedback: proporcionar esta información a nuestro cerebro, para que pueda observar los “resultados” de sus esfuerzos y aprender a regular su funcionamiento.
El tiempo de entrenamiento oscila entre los 20 y los 30 minutos de duración. Sin embargo, el tiempo total requerido para la sesión suele ser de una hora, entre la revisión de los efectos de la anterior sesión, la preparación de los sensores, los descansos durante el entrenamiento y las instrucciones o pautas.
En nuestra consulta estamos utilizando la tecnología más avanzada disponible en neurofeedback. Gracias a esto, el número de sesiones necesarias para obtener beneficios significativos y duraderos oscila entre 24 y 36 sesiones para la mayoría de los casos, dependiendo de la cronicidad y severidad del problema.
Cuanta mayor sea la frecuencia, más rápidas serán las mejoras. Se recomienda que al menos se realicen dos sesiones a la semana especialmente en los primeros momentos, ya que de lo contrario el progreso es bastante lento.
Es variable aunque por lo general durante las primeras sesiones pueden verse ciertos cambios. Conforme se realizan más sesiones los efectos se intensifican y se estabilizan. Esto es así ya que estamos hablando de un entrenamiento – al igual que los músculos, no empiezan a verse los resultados hasta después de varias sesiones de trabajo.
No. La ventaja de la medicación es que suelen funcionar inmediatamente o casi inmediatamente, por lo que son muy útiles a corto plazo. El inconveniente, por el otro lado, es que normalmente el efecto sólo se obtienen mientras se están tomando, y además con frecuencia se experimentan efectos secundarios. Las mejorías de Neurofeedback no son inmediatas pero sus efectos permanecen después de acabar el entrenamiento, al contrario que la medicación. Además, el tratamiento con Neurofeedback permite impactar en circuitos neuronales específicos por lo que los efectos secundarios son más raros.
Cualquier cambio, reducción, o eliminación de la medicación ha de ser SIEMPRE BAJO SUPERVISIÓN MÉDICA. Dicho esto, es frecuente que a medida que el cerebro aprende a autorregularse y se vuelve más eficiente, se necesiten menores dosis – o incluso, en ciertos casos, hasta suspenderse. Comente a su médico esta posibilidad y ajuste la medicación sólo bajo sus instrucciones.
No. Lo común es que a ambos tratamientos es la propia persona la que genera los cambios responsables de la mejoría. Aunque en la actualidad sabemos que la psicoterapia también provoca efectos en el cerebro a largo plazo (al fin y al cabo, el cerebro es lo que rige todo), en Neurofeedback se trabaja directamente sobre redes neuronales específicas y los efecto se pueden observar directamente. Además, Neurofeedback puede ser útil en casos en los que la psicoterapia tradicional no está dando los resultados deseados, con los trastornos para los que la psicoterapia puede tener mayores dificultades (TDAH, tics, síndrome de la Tourette, trastornos del espectro autista) o no es útil en absoluto (¿alguien conoce casos de epilepsia tratados con psicoterapia?). O complementar los efectos de la psicoterapia.
Hay centenares de publicaciones sobre la eficacia del Neurofeedback y los patrones electroencefalográficos de los distintos trastornos psicológicos y neurológicos. Recientemente, la Academia Americana de Pediatría ha reconocido al Neurofeedback como tratamiento eficaz y específico para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Este nivel está reservado para los tratamientos que mayores pruebas tienen sobre su eficacia, igualando a la medicación en este sentido.
Una vez que el cerebro aprende a autorregularse y consolida esta habilidad ya no la olvida (de la misma forma que no se olvida a conducir o montar en bicicleta). De esta forma los beneficios se mantienen en el tiempo: hay estudios de seguimiento que muestran que incluso 20 años después de concluido el tratamiento se siguen manteniendo las mejorías. Dicho esto, hay algunas circunstancias excepcionales que podrían provocar que los beneficios se desvanezcan: un estresor muy importante (muerte de un ser querido, por ejemplo), una lesión en la cabeza, o una sobredosis de anestesia durante una operación. Afortunadamente, el cerebro sigue recordando lo que hizo, y con unas pocas sesiones de recuerdo las mejorías vuelven.