Pautas para corregir el mal comportamiento en los niños
Hay ocasiones en las que los padres se ven sobrepasados. Las técnicas de modificación de la conducta pueden proporcionar un guion para conseguir una convivencia más tranquila y ofrecen la oportunidad de ayudar a los niños a desarrollar las habilidades de desarrollo que necesitan para regular sus propias conductas.
Para comprender el comportamiento hay que entender cuáles son las circunstancias que lo han motivado, es decir, establecer qué ha pasado antes. Hay tres aspectos importantes para cualquier comportamiento dado:
- Antecedentes: factores anteriores que hacen que un comportamiento sea más o menos probable que ocurra. Otro término más familiar para esto es desencadenantes. Aprender y anticipar los antecedentes es una herramienta extremadamente útil para prevenir el mal comportamiento.
- Comportamientos: las acciones específicas que intenta alentar o desalentar.
- Consecuencias: Los resultados que natural o lógicamente siguen un comportamiento. Las consecuencias, positivas o negativas, afectan la probabilidad de un comportamiento recurrente. Y cuanto más inmediata es la consecuencia, más poderoso es.
Para que la modificación de la conducta sea eficaz, el primer paso es definir cuál es el comportamiento que identificamos como problemático. Deben ser comportamientos específicos (para que todos tengan claro lo que se espera), observables y medibles (para que todos puedan acordar si el comportamiento ocurrió o no). Un ejemplo de comportamiento mal definido es “actuar” o “ser bueno”. Un comportamiento bien definido sería correr por la habitación (malo) o comenzar la tarea a tiempo (bueno).
Pautas que podemos seguir:
- Explicar la conducta que esperamos de ellos de manera sencilla y clara.
- Explicar cara a cara, poniéndonos al nivel del niño. Evitar pedir las cosas a gritos, desde otra habitación.
- Avisar con tiempo suficiente de las transiciones, por ejemplo: dentro de 10 minutos cenamos.
- Controlar los factores ambientales y emocionales: el hambre, el cansancio, la ansiedad… hace que sea más difícil para el niño controlar su conducta.
- Controlar el entorno, por ejemplo, eliminar las pantallas a la hora de realizar la tarea. Programar descansos.
- Darles varias opciones para que ellos tengan la oportunidad de tomar sus decisiones.
Por último, es importante resaltar el papel que ejercen las consecuencias. No todas son iguales. Algunas ayudan a los niños a crear su propia estructura y comprender cuál es un comportamiento deseable y cuál no. Mientras otras hacen más daño que bien. El manejo eficaz de las contingencias o consecuencias marcará la diferencia entre una técnica de modificación de la conducta eficaz de otra que no lo es.