La vida es una aventura que todos hemos comenzado y en la que nos podemos encontrar de todo tipo de situaciones, desde la euforia que emana de los grandes logros que vamos consiguiendo hasta las cosquillas que nos hace el primer amor, pasando por la amargura que provoca una separación. El abanico es infinito.
Por suerte o por desgracia, la alegría es más fácil de digerir que la tristeza o la pena, y muchos seres humanos se sienten desbordados en los momentos más duros y no saben cómo enfrentarse a ellos. Los sentimientos que, por ejemplo, provoca una mala separación, la pérdida de un familiar, una enfermedad o el encontrarse solo o sola, pueden ser muy difíciles de asimilar y pueden llegar a convertirse en el detonante de una depresión o un trastorno de ansiedad.
Empezar una terapia psicológica nos sirve de ayuda para gestionar emociones que por nuestra cuenta no logramos gestionar y comienzan a dificultar nuestra vida normal. Además de localizar el origen de aquello que te perturba, con la terapia se ofrecen soluciones y herramientas para encarar las situaciones que te hacen sentir mal para que puedas vivir de forma más plena y satisfactoria.
A la hora de hacer terapia, en nuestro centro empleamos las terapias más avanzadas y novedosas de la psicología, como la terapia EMDR, los abordajes basados en el apego, etc. Esto nos permite trabajar de una forma profunda y efectiva, incluso en los casos crónicos y graves. De esta forma trabajamos directamente a nivel emocional, ayudando a que la persona aprenda a regular y controlar de una forma directa sus emociones, pero también cambiando directamente las reacciones que tiene frente a las situaciones que enfrenta a diario por otras más adaptativas y beneficiosas; reduciendo el estrés, la ansiedad, las preocupaciones y el malestar anímico, entre otros.
El trabajo del apego también nos va a permitir que la persona comprenda la forma que tiene de relacionarse con los demás, y que pueda cambiar las pautas de relación perjudiciales o conflictivas por otras pautas que le permita ser más asertiva y le ayuden a establecer relaciones más satisfactorias. Por último, el trabajo con terapias especializadas en el trabajo del trauma es indispensable para aquellos cuyo malestar tiene sus raíces en las situaciones traumáticas, ya sea en la edad adulta (accidentes, catástrofes) como en los que lo han vivido en la edad infantil (maltrato, abusos, violencia familiar, padres negligentes…).
A través de la combinación de todas estas técnicas conseguimos optimizar la terapia. Nos centraremos en entender qué te sucede, qué te impide vivir con normalidad y te proporcionaremos habilidades y herramientas para aprender a manejar tus emociones, superar tus miedos y limitaciones y que puedas volver a ocuparte de disfrutar de las cosas que para ti son importantes en la vida.
En primer lugar, nos entrevistamos con el paciente para evaluar su estado. Cada paciente es un mundo y por eso queremos estudiar en profundidad cada caso y acotar bien las posibles causas y el alcance del problema en cada caso. Cuanto más afinado sea el diagnóstico, más específico (y más eficiente) resultará el tratamiento.
En nuestra clínica creemos que debemos facilitar las cosas al máximo al paciente, por lo que también ofrecemos la posibilidad de realizar la terapia online en el caso que sea necesario por problemas de horario o localización.
Nos iremos citando periódicamente. En cada sesión revisaremos los momentos más difíciles y que mayor malestar emocional te provocan; empleando técnicas que nos permitan entender qué es lo que activa las reacciones y emociones negativas y aprender a sustituirlas por otras más constructivas, que te faciliten alcanzar tus objetivos y suprimir tu malestar. Todo esto lo realizaremos trabajando directamente desde tu experiencia, accediendo y transformando tus emociones de una forma directa en la consulta, y no desde un punto de vista meramente intelectual.
El paso final de la terapia es siempre el mismo: VIVIR. Solo así podremos comprobar que lo aprendido sí funciona y que, si bien nadie se libra de encontrarse a la incómoda tristeza en algún episodio de la avetura, ahora sabemos enfrentarnos mejor a ella y dedicarle la atención que merece, ni más ni menos.