Clínica Gaitán: Centros especializados en Neurofeedback y Psicología.

Mindfulness en la infancia.

17 junio, 2020 0

A nadie le sorprende que los síntomas relacionados con la ansiedad estén aumentando con el paso de los días.

La cantidad de información a la que estamos expuestos, la incertidumbre y los reajustes que nos demandan las circunstancias económicas o laborales contribuyen en gran medida. Sin embargo, poca atención se está dirigiendo a la tensión a la que estamos sometiendo a los más pequeños de la casa.  Los cambios que han experimentado en estos últimos dos meses no han sido baladíes y los profesionales estamos viendo como poco a poco las consultas se llenan de niños con miedo a salir a la calle, falta de motivación, alteraciones del sueño o la alimentación, aparición de tics, tartamudeos… Tampoco son extraños los síntomas físicos, como dolores de cabeza o abdominales. Los padres y profesionales debemos estar atentos y preparados para reaccionar ante estos síntomas, pero también es necesario dotar a la infancia de estrategias que les permitan hacer frente a las demandas del entorno.

  • Establecer rutinas ayudará al niño tener sensación de control y seguridad en su día a día.
  • Evitar excederse en los consuelos. Si exponemos una imagen de que todo es seguro, no sólo estamos engañando al niño, sino que inevitablemente en algún momento no podremos proporcionárselo y la confianza del niño se verá alterada por lo que la sensación de ansiedad aumentará.
  • Los extremos son malos: ni caer en el pesimismo es bueno, ni regodearnos en un exceso de optimismo es realista. Proporcionar la información veraz que pueda manejar la madurez del niño es la estrategia adecuada. Eso sí, centrándonos en las características positivas, por ejemplo: cuánto hacía que no compartían tanto tiempo juntos padres e hijos.
  • Sirva de modelo: los hijos imitarán lo que vean hacer a sus progenitores.

Ya hablamos de la importancia de saber reconocer las emociones y poder responder adecuadamente. Enseñar qué es la ansiedad, y cómo podemos reconocerla, permitirá a los niños hacerse cargo de ella. Porque no olvidemos que el tratamiento de la ansiedad no es que el miedo desaparezca, sino reconocerlo y controlar la incertidumbre.

Una estrategia cada vez más popular es el Mindfulness. No son poco los sistemas educativos que están incluyendo en sus planes de estudio la enseñanza de la atención plena o meditación y la relajación. Entendemos por atención plena o meditación a la capacidad de estar presente con lo que ocurre tanto en nuestro interior como en el mundo que nos rodea, sin juzgar ni con intención de modificarlo, simplemente con la mente abierta y aceptando. La relajación iría encaminada a reducir nuestros niveles de tensión y ansiedad. Pueden ir juntas o separadas. Puede darse que en la práctica de meditación se consiga la relajación, pero no es necesario, puede haber meditación y aceptación ante una situación de ansiedad.

En el caso de los niños, es importante simplificarlo al máximo, acercando los beneficios que se pueden obtener de esta práctica (mejora de la atención y la empatía, reducción de la ansiedad, etc) e introduciendo el hábito en la actividad diaria de los niños. No podemos olvidar que, a menor edad del niño, más lúdica debería de ser la actividad para que resulte atractiva y motivante para que él o ella. Podemos recurrir a vídeos guiados, audios, aplicaciones para móvil o Tablet, o lo más sencillo, juegos para realizar juntos.

  • Aprender a respirar: con ayuda de un globo, pelota o peluche, les damos las siguientes indicaciones; “pon tu muñeco en tu abdomen sujetándolo con los brazos, ahora observa como sube y baja al compás de tu respiración. ¡Mira qué alto sube!”
  • Pompas de jabón: jugar a realizar pompas y observar como poco a poco se van en el cielo.
  • Comer una pasa, gominola o trozo de fruta: introducir el alimento en la boca con los ojos cerrados e ir guiando al niño para que vaya dirigiendo su atención a la textura, olor, sabor, etc. Todo muy lentamente.
  • Jugar a los superhéroes: “imagínate que eres un superhéroe o una superheroína, adopta una postura de héroe, ¡muy bien!, ahora vamos a imaginar que tienes súper poderes, por ejemplo…. Súper oído. Cierra los ojos, escucha con atención. ¿Me puedes decir qué sonidos te llegan a tu súper oído?”
  • Aprender qué siento: “vamos a jugar a que eres el hombre o mujer del tiempo. Cierra los ojos, ¿qué tiempo hace dentro de ti? ¿está lloviendo, hace tormenta, está soleado?” En función de lo que nos responda, podemos ir guiándolo en el reconocimiento de su estado emocional, por ejemplo, puede ser coherente que relacione una tormenta con cierto grado de ansiedad.
  • Veo-veo: el clásico juego del veo-veo cuando salimos a pasear puede ser un excelente ejercicio de concentración. Podemos variar e intentar adivinar lo que sienten las personas que pasan a nuestro lado.
  • Yoga infantil: existen recursos maravillosos como juegos de cartas o vídeos que animan al niño a realizar posturas sencillas de Yoga. Introducir en la infancia la práctica de yoga ayudará al niño en su bienestar físico y emocional.

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