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17 junio, 2020 NiñosPsicología0

A nadie le sorprende que los síntomas relacionados con la ansiedad estén aumentando con el paso de los días.

La cantidad de información a la que estamos expuestos, la incertidumbre y los reajustes que nos demandan las circunstancias económicas o laborales contribuyen en gran medida. Sin embargo, poca atención se está dirigiendo a la tensión a la que estamos sometiendo a los más pequeños de la casa.  Los cambios que han experimentado en estos últimos dos meses no han sido baladíes y los profesionales estamos viendo como poco a poco las consultas se llenan de niños con miedo a salir a la calle, falta de motivación, alteraciones del sueño o la alimentación, aparición de tics, tartamudeos… Tampoco son extraños los síntomas físicos, como dolores de cabeza o abdominales. Los padres y profesionales debemos estar atentos y preparados para reaccionar ante estos síntomas, pero también es necesario dotar a la infancia de estrategias que les permitan hacer frente a las demandas del entorno.

  • Establecer rutinas ayudará al niño tener sensación de control y seguridad en su día a día.
  • Evitar excederse en los consuelos. Si exponemos una imagen de que todo es seguro, no sólo estamos engañando al niño, sino que inevitablemente en algún momento no podremos proporcionárselo y la confianza del niño se verá alterada por lo que la sensación de ansiedad aumentará.
  • Los extremos son malos: ni caer en el pesimismo es bueno, ni regodearnos en un exceso de optimismo es realista. Proporcionar la información veraz que pueda manejar la madurez del niño es la estrategia adecuada. Eso sí, centrándonos en las características positivas, por ejemplo: cuánto hacía que no compartían tanto tiempo juntos padres e hijos.
  • Sirva de modelo: los hijos imitarán lo que vean hacer a sus progenitores.

Ya hablamos de la importancia de saber reconocer las emociones y poder responder adecuadamente. Enseñar qué es la ansiedad, y cómo podemos reconocerla, permitirá a los niños hacerse cargo de ella. Porque no olvidemos que el tratamiento de la ansiedad no es que el miedo desaparezca, sino reconocerlo y controlar la incertidumbre.

Una estrategia cada vez más popular es el Mindfulness. No son poco los sistemas educativos que están incluyendo en sus planes de estudio la enseñanza de la atención plena o meditación y la relajación. Entendemos por atención plena o meditación a la capacidad de estar presente con lo que ocurre tanto en nuestro interior como en el mundo que nos rodea, sin juzgar ni con intención de modificarlo, simplemente con la mente abierta y aceptando. La relajación iría encaminada a reducir nuestros niveles de tensión y ansiedad. Pueden ir juntas o separadas. Puede darse que en la práctica de meditación se consiga la relajación, pero no es necesario, puede haber meditación y aceptación ante una situación de ansiedad.

En el caso de los niños, es importante simplificarlo al máximo, acercando los beneficios que se pueden obtener de esta práctica (mejora de la atención y la empatía, reducción de la ansiedad, etc) e introduciendo el hábito en la actividad diaria de los niños. No podemos olvidar que, a menor edad del niño, más lúdica debería de ser la actividad para que resulte atractiva y motivante para que él o ella. Podemos recurrir a vídeos guiados, audios, aplicaciones para móvil o Tablet, o lo más sencillo, juegos para realizar juntos.

  • Aprender a respirar: con ayuda de un globo, pelota o peluche, les damos las siguientes indicaciones; “pon tu muñeco en tu abdomen sujetándolo con los brazos, ahora observa como sube y baja al compás de tu respiración. ¡Mira qué alto sube!”
  • Pompas de jabón: jugar a realizar pompas y observar como poco a poco se van en el cielo.
  • Comer una pasa, gominola o trozo de fruta: introducir el alimento en la boca con los ojos cerrados e ir guiando al niño para que vaya dirigiendo su atención a la textura, olor, sabor, etc. Todo muy lentamente.
  • Jugar a los superhéroes: “imagínate que eres un superhéroe o una superheroína, adopta una postura de héroe, ¡muy bien!, ahora vamos a imaginar que tienes súper poderes, por ejemplo…. Súper oído. Cierra los ojos, escucha con atención. ¿Me puedes decir qué sonidos te llegan a tu súper oído?”
  • Aprender qué siento: “vamos a jugar a que eres el hombre o mujer del tiempo. Cierra los ojos, ¿qué tiempo hace dentro de ti? ¿está lloviendo, hace tormenta, está soleado?” En función de lo que nos responda, podemos ir guiándolo en el reconocimiento de su estado emocional, por ejemplo, puede ser coherente que relacione una tormenta con cierto grado de ansiedad.
  • Veo-veo: el clásico juego del veo-veo cuando salimos a pasear puede ser un excelente ejercicio de concentración. Podemos variar e intentar adivinar lo que sienten las personas que pasan a nuestro lado.
  • Yoga infantil: existen recursos maravillosos como juegos de cartas o vídeos que animan al niño a realizar posturas sencillas de Yoga. Introducir en la infancia la práctica de yoga ayudará al niño en su bienestar físico y emocional.


Videollamadas a los abuelos, a los tíos tíos, fiestas de cumpleaños con zoom, clase online a las 12… Si en tiempos pre-confinamiento era difícil establecer límites con nuestros hijos a la hora de utilizar las pantallas, ahora, controlar el tiempo de exposición a las nuevas tecnologías se nos antoja una tarea titánica.

Además, el uso de las pantallas como “chupete emocional”, es decir, para mantener entretenidos y calmados a nuestros hijos, y de paso poder dedicar ese tiempo al teletrabajo o a las tareas del hogar, es un comportamiento totalmente perjudicial.” Si de pequeños no les enseñamos a tolerar pequeñas frustraciones, se dificulta el aprendizaje de la autorregulación emocional y luego tendremos adolescentes y adultos incapaces de contener sus emociones o de expresarlas de forma correcta” (Dave Anderson, psicólogo clínico del Child Mind Institute).

No existe una respuesta rápida y sencilla para gestionar el uso de las pantallas, pero si podemos seguir unas pautas para ayudar a nuestros hijos en el uso de nuevas tecnologías, y quizás algo también importante, darnos un tiempo libre a nosotros también.

  • Establecer límites y expectativas razonables: es inevitable que en las circunstancias actuales el tiempo frente a la pantalla aumente, pero se pueden seguir las siguientes pautas:
    • Compasión: el tiempo libre, sin estructurar frente a un dispositivo, puede ser una fuente de desahogo para nuestro hijo. Al igual que para un adulto.
    • Ofrece tiempo extra de pantalla como una recompensa por el buen comportamiento.
    • Horario: si saben en qué momento del día o de la semana podrán usar los dispositivos, la ansiedad y las demandas se reducirán.
    • Mantener el plan dentro de cierta flexibilidad: quizás los primeros días sean duros y se resistan al sistema, pero poco a poco se sentirán seguros y menos nerviosos.
    • Sea su modelo: nuestros hijos aprenden por imitación, comportémonos como queremos que se comporten.
  • Priorizar el bienestar holístico del niño: si un niño tiene un desarrollo saludable, probablemente el tiempo que usa delante de la pantalla no sea un problema. Debemos preguntarnos si:
    • Duerme bien
    • Tiene una buena alimentación
    • Realiza ejercicio físico
    • Mantiene contacto social con sus amigos y familiares
    • Está presente en las tareas escolares
  • Utilice las nuevas tecnologías para mantenerse conectado socialmente: llamadas o videollamadas con nuestras familias o grupos de amigos hace que la sensación de distanciamiento disminuya y es de gran relevancia para el desarrollo de nuestros hijos.
  • Presencia: controlar la actividad que realizan nuestros hijos con las pantallas (en la medida de lo razonable si nuestros hijos son adolescentes) e involucrarnos en las actividades que más les atraigan fomentarán un uso responsable de las nuevas tecnologías:
    • Mantente informado de sus intereses: podemos preguntarlos por sus intereses, los juegos de moda, o las canciones que escuchan. A veces es tan sencillo como sentarnos a su lado y observar. Podemos preguntarles y dejarnos enseñar, no hay nada más motivante para un hijo que enseñar una nueva habilidad a sus padres.
    • Participa con él: podemos jugar a un videojuego, ver una serie o escuchar una canción. Estar presentes para nuestros hijos les ayudará a sentirse queridos y confiados.
    • Fomentar la curiosidad: es habitual en niños y adolescentes repetir una y otra vez lo que conocen. Abrirles nuevos horizontes e incentivar su exploración puede ser saludable para su “dieta digital”.
  • No es el momento para ser estrictos. Ningún padre es perfecto, y establecer límites o expectativas rígidas puede conllevar más frustración y conflictos que beneficios. Permitirnos cierta flexibilidad ayudará a nuestros hijos a tolerar la frustración a la vez que establecen vínculos de afecto significativos en la familia. Además, nos ahorrarán enfados y tensión en casa.


Vivimos en un mundo digital, y como tal, los niños y adolescentes se ven expuestos desde temprana edad al uso de pantallas y nuevas tecnologías. El uso responsable de los aparatos electrónicos supone un nuevo reto para los padres y más aún cuando nos planteamos los contenidos a los que acceden nuestros hijos. 

Hoy queremos hablaros de una consecuencia de este uso que cada vez se está haciendo más presente en nuestra sociedad: las adicciones de adolescentes a los juegos de azar online. No es infrecuente que lo más pequeños adquieran una Tablet, móvil u ordenador como regalo de cumpleaños, navidad o comunión. Los que escapa de nuestro control, pues es imposible conocer al cien por cien el uso que le dan a las pantallas, es el contenido al que acceden. A pesar de los controles parentales que existen hoy en día, cada vez son más los adolescentes que usan estos dispositivos como elementos de entretenimiento y ocio. Una consecuencia del uso de la tecnología son las adicciones.

Según datos ofrecidos por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), “un 20% de los menores de edad juega en línea y una parte importante lo hace casi cada vez que se conecta”. Por otro lado, afirman que “los adolescentes que usan Internet para jugar tienen hasta cuatro veces más probabilidades de desarrollar problemas con el juego”. Según este estudio, en los últimos cinco años han aumentado más de un 300% el número de jugadores activos en juegos de azar en línea, y entre los más populares estarían las apuestas, el casino y el póker. La media en nuestro país se encuentra en 21 años, sin embargo, una edad de inicio prematura estaría relacionada con una predisposición mayor a desarrollar una adicción al juego.

La elevada oferta de ocio que se ofrece, la fácil accesibilidad de las plataformas, añadido a la publicidad, hacen que la disponibilidad sea cada vez mayor. Según el citado estudio, el perfil habitual es un adolescente varón de 14 a 17 años, con un inicio precoz en las nuevas tecnologías y que invierte una media de 3 horas al día conectado a internet. Muchos comenzarían en páginas gratuitas que impulsarían la conducta de juego, por lo que el riesgo de patologizarse sería cada vez mayor.

Detectar las conductas de riesgo en nuestros hijos y acudir a especialistas se convertiría en un factor protector y el camino adecuado para prevenir y revertir estas conductas problemáticas. Nuestros profesionales son expertos en técnicas de modificación de la conducta y en aplicarlas en adicciones a nuevas tecnologías como los juegos de azar online. No dude en consultarnos si tiene alguna duda al respecto.

 



En muchas ocasiones se ha hablado de la Inteligencia Emocional, tan importante desde la primera infancia. Aprender a experimentar, regular y expresar de manera adecuada las emociones desde pequeños, va a suponer un buen desarrollo social y emocional. Por eso, hoy queremos compartir un cuento que han elaborado desde Almendralejo, la Asociación FEAFES Salud Mental.

Con el cuento titulado “Mía y Teté”, se pretende sensibilizar e informar, de manera lúdica, de la importancia que tienen todas las emociones, incluidas las negativas, en el desarrollo de la persona y en su adaptación al mundo. Muchas veces, emociones como el miedo o la ira, nos permiten elaborar una respuesta adecuada a las circunstancias que nos rodean. Y es por eso por lo que debemos transmitir a los más pequeños la importancia de experimentar y aceptar todas las emociones.

El cuento se puede descargar en formato pdf en la siguiente dirección:

www.infocoponline.es/pdf/Mia-y-Tete.pdf



Las dotes educativas de los padres de todo el mundo se han visto desafiadas en estos últimos meses. La creatividad, la imaginación, y la paciencia (esta última, sobre todo) se han visto incrementadas en la mayoría de los hogares españoles. Desde Clínica Gaitán, queremos facilitar un poco la labor de estos padres y madres que, en muchas ocasiones, a pesar de los recursos que les facilitan los educadores, necesitan de más herramientas para acompañar a sus hijos en el proceso de aprendizaje. Os presentamos una pequeña síntesis de las necesidades educativas en cada etapa escolar, así como una orientación de recursos a los que acudir (libros o páginas web) adecuadas por franjas de edad. Para facilitar la lectura, las diferentes etapas educativas se presentan por separado: Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato. Esperamos que os sea de utilidad.

Queremos resaltar unas ideas generales que no debemos olvidar para que nuestro acompañamiento sea efectivo y afectivo:

  • Establecer un horario que diferencia entre días de la semana y fines de semana.
  • Fomentar la independencia de los niños repartiendo tareas y responsabilidades en la casa y la familia
  • Incorporar descansos regulares entre tiempos de tareas. Así como respetar tiempo libre para nuestros hijos
  • Pasar tiempo en familia: compartiendo la cena, paseando, participando en sus juegos o simplemente compartiendo un tiempo de conversación en el sofá. Esté presente en el día de su hijo.

INFANTIL

La mayor dificultad a la que se enfrentan los padres es el saber qué actividad proponer a sus hijos y qué función cumple esa actividad. Los niños de estas edades muestran una gran habilidad para adquirir nuevas habilidades. Responden muy bien a instrucciones verbales y visuales. Por normal general, para adquirir aprendizaje sería recomendable:

  • Exposición a material nuevo
  • Práctica repetida y constante
  • Indicación explícita sobre cómo usar nuevas habilidades
  • Comentarios frecuentes sobre su trabajo
  • Muchos elogios

Los años preescolares sientan las bases para el futuro aprendizaje escolar. Los objetivos durante este período de tiempo incluyen:

  • Habilidades motoras finas: cortar de forma segura con tijeras, agarrar con lápiz, colorear, formar letras/números
  • Autorregulación: escuchar atentamente durante períodos de tiempo más largos, permanecer sentado durante períodos de tiempo más largo
  • Regulación de las emociones: separación saludable, capacidad para calmarse, tolerancia a la frustración
  • Desarrollo social: empatía, tomar turnos, compartir, solución de conflictos
  • Habilidades académicas tempranas: identificación de letras, asociaciones de letras y sonidos, identificación de números, conteo, conceptos básicos (formas, colores, texturas), reglas básicas de las convenciones de la escritura impresa
  • Actividades de la vida diaria/independencia: ponerse y quitarse el suéter, manejar sus pertenencias personales
  • Creatividad y juego imaginario: usar un objeto de formas novedosas, compartir imaginación
  • Autoconfianza como aprendiz

Es muy importante fomentar las habilidades de lectoescritura porque se convertirá en la base para posteriormente adquirir la conciencia fonológica (la capacidad para identificar y manipular fonemas para formas las palabras). La lectura de libros (o audiolibros) que fomentan la rima, la aliteración, la repetición, etc. son un recurso extraordinario para desarrollar dichas habilidades. Ejemplos de libros de dichas características:

  • Colección “De la cuna a la luna” de la editorial Kalandra.
  • “El Grúfalo”, “La hija del Grúfalo”
  • Cuentos clásicos rimados.
  • Poesía para niños

Libros de formas, colores y que fomenten el conteo, Como “La pequeña oruga glotona” de Eric Carle.

Recursos educativos en línea:

PRIMARIA

Los estudiantes de estas edades están mejorando las habilidades en lectura, escritura y matemáticas cuyas bases adquirieron en las etapas de infantil. Comienzan a explorar y a pensar sobre el mundo de manera más abstracta. Ya piensan críticamente y aplican sus habilidades básicas para resolver problemas más complejos. En términos generales, desarrollar habilidades académicas más sólidas durante estos niveles implica lo siguiente:

  • Práctica directa de material nuevo
  • Aprendizaje experimental
  • Aprendizaje colaborativo
  • Exposición más amplia a la literatura
  • Lecciones enfocadas que pueden conducir a una comprensión más profunda de los conceptos en las materias básicas
  • Mayor exposición a las ciencias con oportunidades de experimentación.
  • Comentarios directos y frecuentes sobre el trabajo
  • Elogio específico

Para ayudar a los padres a elaborar un horario respetuoso con las necesidades de un niño de primaria, podemos guiarnos de esta estructura que utilizan en el sistema educativo británico (incluye un período para leer, decodificar, escribir, actividades de matemáticas y comprensión de lectura, alternando con actividades físicas y tiempo para comer):

  • Reunión matutina (repase el día, la fecha y las actividades del día)
  • Actividad académica sentados
  • Actividad física que active como bailar una canción que les guste
  • Más trabajo académico, ya sea como una actividad sentados o una actividad más física
  • Tiempo de descanso y refrigerios
  • Actividad académica
  • Almuerzo con descanso
  • Actividad académica
  • Fin del horario académico, tiempo libre

Es de vital importancia seguir fomentando el gusto por la lectura. Por ejemplo, animando a que su hijo escuche y lea un libro dentro de su nivel de lectura y animándole a pensar y escribir sobre lo siguiente:

¿De qué se trata esta historia?

¿Cuál es la solución al problema en la historia?

¿Cómo resolvió el personaje su problema?

¿Cómo es esta historia igual o diferente de otras historias que has leído?

Que haga una lista de cada personaje en esta historia.

Que escriba un adjetivo que describa cada personaje

Por supuesto, todos los niños son diferentes. Por ejemplo, los niños con dislexia, trastornos del lenguaje y problemas de atención pueden necesitar un enfoque más especializado para el aprendizaje.

Recursos educativos en línea:

SECUNDARIA

Durante esta etapa los adolescentes experimentan un amplio desarrollo de sus funciones cognitivas, así como también en su desarrollo emocional. Las relaciones con sus amigos y establecer su independencia frente a los padres se vuelven tareas esenciales. Para ayudar y acompañarlos en esta época convulsa podemos seguir las siguientes pautas:

  • Apoya sus habilidades de organización. Ayuda a manejar materiales y útiles escolares. Administrar el tiempo proporcionándoles rutinas razonables y consistentes, estableciendo una pantalla visual (con reloj de manos, reloj de pared o calendario), creando listas y enseñándolos cómo generar esquemas. Pasar tiempo con ellos practicando la planificación de las próximas tareas, mientras los premiamos y elogiamos por sus éxitos.
  • Crea un marco para el aprendizaje. En este momento, no es realista esperar que nuestros hijos completen un día escolar completo siguiendo un horario rígido, pero podemos ofrecerles alguna orientación.
  • Colaboremos con los maestros.
  • Estimulemos a crear descansos y momentos para socializar, hacer ejercicios y disfrutar del entretenimiento. La idea es hacer primero una sesión de trabajo y luego proveer una recompensa con una actividad placentera.
  • Ayúdalos a dormir bien por la noche. Los adolescentes necesitan entre 8 y 10 horas de sueño por noche. Sin embargo, la mayoría de los adolescentes obtienen 7 horas o menos. No dormir lo suficiente puede afectar el estado de ánimo, así como las funciones cognitivas, como la atención, la memoria y la velocidad de procesamiento. Algunas estrategias que pueden ayudar incluyen lo siguiente:
  • Crear un horario de sueño para despertarse y acostarse aproximadamente a la misma hora en las noches escolares y las noches no escolares.
  • Estimular a no dormir los fines de semana para “ponerse al día” con el sueño.
  • Permitir dormir la siesta durante 15-20 minutos temprano en la tarde, pero evitar las siestas más largas.
  • Hacer que los 30 a 60 minutos antes de acostarse sea un momento tranquilo o relajado. Apagar todos los dispositivos electrónicos.
  • Ayudar a crear un ambiente físico para dormir que sea cómodo, fresco, tranquilo y oscuro.

Recursos en línea:

BACHILLERATO

Probablemente estén pasando por momentos de gran tensión emocional debido a las exigencias académicas del momento. Aunque los adolescentes de estas edades anhelen la independencia, no está demás dotar a los padres de ciertas herramientas para poder ayudarles en esta etapa:

  • Adoptar una postura cooperativa. Es más probable que los adolescentes acepten orientación si se acerca a ellos de una manera que promueva la comunicación abierta y la negociación. Permitir tomar decisiones sobre cómo cumplirán con sus responsabilidades y ofrecer consejos sobre cómo pueden tener éxito.
  • Observar y apreciar sus fortalezas. Aunque puede estar teniendo dificultades en algunas áreas, también pueden mostrar fortalezas que no sabía que tenían. Por ejemplo, podrían estar sobresaliendo con los aspectos tecnológicos del aprendizaje remoto o podrían estar creando independientemente nuevos sistemas organizacionales para ellos mismos. Aprovechar cada oportunidad para hacerles saber que notamos estas fortalezas y que apreciamos sus esfuerzos, ya sean grandes o pequeños.
  • Tomar en serio sus preocupaciones. Lo que puede parecernos trivial podría significar mucho para un adolescente. Pueden estar ansiosos por mantener amistades o preocuparse por su futuro. Escuchar sus inquietudes y hacer declaraciones de validación tales como: “Sé que estás ansioso de que puedes perder a tus amigos, y entiendo cuánto eso te pesa”.
  • Reajustar nuestras expectativas. Es importante ser realista sobre cuánto puede lograr nuestro hijo mientras aprende de forma remota. No asumir que, si el adolescente no está haciendo algo que solía hacer bien, es porque no quiere hacerlo.
  • Reconocer y evitar las discusiones recurrentes. Discutir sobre lo mismo indica que esperamos que el adolescente haga algo que es demasiado difícil para él o que se opone firmemente a hacerlo. Si la tarea es demasiado difícil para ellos, trabajemos con nuestro hijo para dividirla en tareas pequeñas que son más manejables.

 

Por último, como hemos dicho en repetidas ocasiones, fomentar la resiliencia y la flexibilidad y establecer un clima de confianza en casa, son herramientas valiosas en cualquier etapa educativa. Una buena alimentación, hábitos de sueño saludables y realizar actividad física de manera recurrente ayudarán a nuestros hijos a mantenerse sanos física y emocionalmente, así como también contribuirá a que puedan alcanzar sus metas educativas.

 

 



Conducta niñosImaginemos una casa recogida, con olor a pan recién horneado y los niños jugando sin peleas. Es el sueño de cualquier padre. Pero no es lo normal. Volvamos a la vida real: hermanos peleándose por el mando de la tele, un progenitor pidiendo por enésima vez que recojan su habitación o se pongan a hacer las tareas que manda un profesor a través de Zoom. La cena huele a quemado y acabamos castigando a nuestros hijos a gritos mientras preparamos una pizza congelada en el horno.  ¿Eso nos suena más, verdad?

La solución ideal es que los niños entendiesen nuestros argumentos y cambiaran su comportamiento a la opción que a los adultos nos parece la adecuada. Pero el cerebro de los niños no funciona así. ¿Será entonces que los hijos conspiran para que la vida de sus padres sea un desafío constante? Siento desilusionaros, pero no, lo que ocurre es que su cerebro aún está en desarrollo y la emoción los arrastra.  El primer paso para lidiar con los berrinches, las crisis y el desafío es comprender lo que está molestando a un niño.

Los niños actúan por diferentes motivos, pero siempre hay uno detrás de cada conducta, detrás de cada emoción. Entender la motivación de nuestros hijos nos ayudará a analizar el porqué del comportamiento problemático. La modificación de la conducta persigue el cambio del comportamiento a través de técnicas psicológicas que han mostrado su evidencia en cuanto a eficacia. Eso nos permitirá ahorrarnos broncas, frustración y ayudará a los niños y adolescentes a construir sus propios recursos para su desarrollo y bienestar físico y emocional.

¿En qué nos basamos los expertos en comportamiento? Las conductas, también las que queremos cambiar, son resultado de un proceso de aprendizaje, y como tal puede ser cambiado a través de nuevas indicaciones. Por supuesto no es un proceso simple. Para que se produzca un aprendizaje debe haber una concordancia entre las conductas y sus consecuencias, y el primer paso es que los adultos sean coherentes con los resultados que quieren conseguir. Dar ejemplo con nuestra conducta será un referente para que los niños y adolescentes aprendan qué se espera de ellos. Los psicólogos lo llamamos modelado.

Establecer límites para los niños de una manera tranquila y consistente y responder al comportamiento problemático cuando ocurre, se encuentra entre las partes más difíciles de la crianza de los hijos. Acudir a profesionales con adecuada experiencia y formación es el camino para dejar de malgastar energías, aprender a manejar berrinches y empezar a escuchar.

 

 



24 mayo, 2020 NiñosPsicología0

Por Sara María Ruiz Herrero.

emociones caras
Somos seres emocionales, reaccionamos a lo que pasa a nuestro alrededor y nos expresamos afectivamente en función de lo que nuestro entorno nos demanda. Si para los adultos es complicado manejar ciertas emociones, imaginemos cómo debe ser para los niños, que aún están en proceso de desarrollo.

La inteligencia emocional es un factor decisivo en el bienestar de la persona, incluso un predictor del éxito que tendremos en la vida. Entender y reconocer nuestras emociones y la de los demás, modificar los estados emocionales y reaccionar de manera adecuada a las demandas de la situación, se convierten en una habilidad que necesariamente debemos enseñar a nuestros hijos. Ahora bien, primero debemos adquirirla nosotros.

Existe cierta aceptación a la hora de establecer unas emociones básicas que podemos enseñar a los más pequeños:

  • Alegría
  • Tristeza
  • Sorpresa
  • Ira
  • Miedo
  • Asco o aversión

Existen muchas más que serían combinaciones y extensiones de las anteriores pero lo ideal es empezar por lo básico para que sea más fácil el aprendizaje. Saber identificar las emociones se convertirá en una poderosa habilidad para el crecimiento y la adaptación de las personas. Por ejemplo, saber que sentimos miedo ante un cambio y no sólo tristeza, nos hará iniciar acciones para protegernos y no quedarnos anclados en la emoción de la tristeza que nos paraliza.

Los niños aprenden muy bien por imitación, por lo tanto, realizar juegos con ellos mientras realizamos con nuestra cara la emoción que queremos representar, puede ser una grata actividad para ellos.  Enseñarles láminas como la que ilustra este post, también puede ayudarles a distinguir las emociones.

Por último, un recurso maravilloso con el que captar la atención de nuestros hijos serían los cortos de animación o películas que se han hecho sobre el tema de las emociones. Algunas son auténticas obras maestras. Visualizar la película y luego realizar preguntas que ayuden a nuestros hijos a reflexionar sobre ella es una actividad que ayudará a los pequeños a adquirir la habilidad a la vez que pasamos tiempo con ellos.


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